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¿Formalidad o Complicidad?

Héctor Jorge Alvaro
Diputado del Pueblo de la Nación Argentina

Enterado de la visita a nuestra provincia del Equipo de Fiscales integrantes de la Unidad Fiscal de Coordinación y Seguimiento de las Causas por Violaciones a los Derechos Humanos, coordinados por el Dr. Jorge Auad y de las manifestaciones de repudio a su intervención vertidas por un miembro de la Cámara Federal local, quiero expresar mi solidaridad hacia el Dr. Auat y su equipo.

Según el vocero de la Cámara Federal (Dr. Julio Petra), este cuerpo va a elevar una denuncia contra el fiscal por “falta de decoro y dignidad”.

Seguramente para el Dr. Petra preocuparse oficialmente por la mora en cumplir los pasos necesarios para diligenciar las causas de lesa humanidad que tienen entre manos es una afrenta formal. A confesión de parte…relevo de prueba. Nada aclara acerca de cuál es el motivo de tal demora.

En realidad este apego al formalismo esconde el evidente propósito de proteger encubriendo a los responsables de delitos aberrantes cometidos hace más de tres décadas en nuestra provincia.

Ya había causado estupor hace poco tiempo que no dictaran prisión preventiva a los acusados de delitos de crímenes inamnistiables e imprescriptibles, haciéndonos cómplices por omisión a todos los ciudadanos de esta provincia. O lo que es lo mismo: que no seamos dignos de pretender justicia con los que han violado reiteradamente la ley. Es indudablemente una toma de partido en sentido ideológico acusar de indignidad a los miembros de la Unidad Fiscal, en esto no corresponde ni el silencio ni el falso respeto.

Desde ya me pongo a disposición de los injuriados para sustanciar desde la Cámara de Diputados de la Nación las acciones que correspondan en defensa de la Justicia y la preservación de la Memoria que nos merecemos todos los argentinos.

Mendoza, 5 de Abril de 2009

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El espíritu Constituyente

60 años de la Constitución Argentina de 1949

Gentileza Encuentro Nacional

Aritz Recalde, enero de 2009 [1]

En el 2009 se cumplen 60 años de la sanción de la Constitución Argentina de 1949. Dicho texto fue producto de la Soberanía Popular, que 1º y por intermedio del ejercicio de las facultades del Congreso de la Nación, declaró la necesidad de la Reforma Constitucional; posteriormente, el Pueblo eligió a los Constituyentes y finalmente, a través de la ratificación plebiscitaria, institucionalizó el programa de la Revolución Peronista.

El texto tradujo en el ordenamiento institucional del país los anhelos de las Organizaciones Libres del Pueblo, que fueron silenciadas y perseguidas por décadas desde la batalla de Caseros que derrocó a Juan Manuel de Rosas. La Línea Política, Cultural y Social del Nacionalismo Popular inaugurada por San Martín, Rosas y los Caudillos federales, encontró en Hipólito Yrigoyen 1º y en Juan D. Perón después, su continuación y expresión programática y política. La Constitución del año 1949 es la expresión concreta en el siglo XX de dicho desenvolvimiento histórico y cultural.

Arturo E. Sampay [2] define el termino Constitución como "Una estructura de leyes fundamentales que cimenta la Organización Política del Estado, fijando sus fines y enunciando los medios adecuados para conseguirlos, y que establece, además, la manera de distribuir el Poder Político y elegir los hombres que lo ejercen. Dicho con otras palabras, la Constitución es el orden creado para asegurar el fin perseguido por una Comunidad Política, y la que instituye y demanda la órbita de las diversas magistraturas gubernativas". La Constitución establece derechos y fija deberes de los hombres y Colectivos Sociales de una Nación.

El texto constitucional y continuando con la interpretación de Sampay, se divide en una dimensión expositiva que define el esquema gubernativo y de distribución concreta del Poder entre los miembros de un territorio (parte Orgánica); y otra dimensión que establece los fines de la Nación (parte Dogmática).

La parte "Dogmatica" de la Constitución peronista puede ser resumida a través de la mención de un fragmento del Preámbulo del texto del año 1949, que establece entre los fines del Estado la "irrevocable decisión de constituir una Nación Socialmente Justa, Económicamente Libre y Políticamente Soberana".

Mencionados de manera resumida los fines de la Constitución, es importante ahora, aludir a la parte Orgánica del texto que nos permite dar cuenta de cuáles fueron los medios concretos que desarrolló el gobierno para alcanzar los objetivos de la Revolución.

Previamente, consideramos oportuno traer a consideración otro concepto de Sampay[3]. Al analizar la carta magna el autor establece una distinción entre la "Constitución escrita", la "Constitución Real" y la "Constitución Justa". La 1ª, establece (…) "en un acta legislativa solemne, las instituciones destinadas a que perdure y se desenvuelva la Constitución real". Para saber cual es la "Constitución Real" (…) "corresponde averiguar, en primera instancia, qué Sector Social predomina en la actualidad y con que finalidad lo hace, y en 2º lugar, qué Sector Social lucha por conseguir el predominio y qué ideal e inclinación vital los lleva a buscarlo". El autor además y como adelantamos, introduce la noción de "Constitución Justa" entendida como (…) "la institucionalización del predominio del Sector de la población históricamente eficiente para ordenar la actividad Social y los recursos Sociales con vistas a lograr que todos y cada uno de los miembros de la Comunidad tengan lo necesario para desarrollarse plena e integralmente".

En el marco de ascenso del Peronismo la Constitución Escrita era la del año 1853, con las modificaciones posteriores a la Batalla de Pavón promovidas por la Escuela del Liberal y porteño Bartolomé Mitre. El esquema institucional del país de la Oligarquía colisionó profundamente con los actores revolucionarios en asenso que y siguiendo a Sampay, definen la "Constitución Real": Los trabajadores, los industriales y la dirigencia con vocación de desarrollo nacional independiente[4]. Por ej, los Políticos de la Oligarquía y el capital extranjero acusaban de "inconstitucional"[5] a los aumentos salariales y a la intervención del Estado en la explotación de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF). Para superar el subdesarrollo del país, la Revolución en el año 1949 implementó una nueva institucionalidad, que a diferencia de la de 1853, fue una "Constitución Justa" ya que generó las condiciones para el desarrollo pleno del conjunto de la Comunidad Nacional.

Parte "Orgánica" de la de 1949

Para resumir este apartado vamos a identificar cuatro aspectos principales del nuevo sistema institucional que introdujo el texto del año 1949: Nuevo concepto del Estado; Nuevo concepto de la Democracia; Nuevo concepto de la Propiedad y Nuevo concepto de la Soberanía.

1- Nuevo Concepto de Estado:Se superó la noción de Estado Liberal "gendarme" y se institucionalizó el modelo de Estado Interventor y empresario. Con este objetivo, el Artículo 40 permitió al Estado:- Monopolizar algunas áreas de la Economía;- Monopolizar el control de los Servicios Públicos que no podían ser privados;- Monopolizar la tenencia y explotación de los recursos naturales definidos como "inalienables e imprescriptibles de la Nación".

2- Nuevo Concepto de Democracia:Se superó la noción de Democracia Liberal que define al sujeto como "ciudadano", que a través del voto solamente tiene derecho a que el Estado, supuestamente, proteja la propiedad privada o su desenvolvimiento en el mercado (sobre el particular, se introduce el apartado Capítulo II "Deberes, derechos y garantías de la libertad personal"). Las garantías individuales además, fueron ampliadas y por ej, se introdujo la figura de Habeas Corpus y la noción Garantista del Derecho Penal (Art 29).

En el lugar del Derecho Liberal clásico se institucionalizó la noción de "Derecho Social" a través del Capítulo III, "Derechos del trabajador, la familia, la ancianidad y de la educación y la cultura".

3- Nuevo Concepto de Propiedad:La noción de la propiedad privada del Liberalismo fue remplazada por la idea de que "La propiedad privada tiene una función Social". El Art 39 estableció que "El capital debe estar al servicio de la Economía Nacional y tener como principal objeto el Bienestar Social". Para cumplir con esta noción y por ej, el Art 38 estableció las figuras de la "expropiación" con fines de utilidad pública y otorgó al Estado la facultad para fiscalizar la distribución y la utilización del campo.

4- Nuevo concepto de Soberanía:A diferencia del Liberalismo que enajena el Patrimonio Económico y Espiritual del país en nombre de la supuesta "neutralidad valorativa", la Constitución relacionó directamente el tipo de "Administración del Patrimonio" de los Argentinos a un problema de Soberanía Nacional. Con este fin, estableció como fines del Estado la defensa de Patrimonio:

- Económico:Por ej, el ya mencionado Artículo 40;- Social: Por ej, el Capítulo III o el Art 39 indicados; asimismo, se puede señalar la mención al fomento de la pequeña propiedad agrícola y la extinción del latifundio que hace la Constitución (Art 68, inciso 16);

- Cultural:Por ej, el Art 37 Inc. IV, 7 estableció que "Las riquezas artísticas e históricas, así como el paisaje natural cualquiera que sea su propietario, forman parte del Patrimonio Cultural de la Nación y estarán bajo la tutela del Estado, que puede decretar las expropiaciones necesarias para su defensa y prohibir la exportación o enajenación de los tesoros artísticos. El Estado organizará un registro de la riqueza artística e histórica que asegure su custodia y atienda a su conservación".

- Político:la "Independencia Económica y la Soberanía Política" son objetivos del Estado que están mencionados en el texto. Tanto en su parte Dogmática como Orgánica. La Revolución Nacionalista pacífica que dio espacio a la Constitución del año 1949 fue derrotada por la violencia Cívico Militar del Golpe del año 1955. Este programa y sus detractores, pusieron al país al borde de la guerra civil y a través de casi 20 años de proscripciones y violaciones al Derecho, prepararon e implementaron la Dictadura de 1976. 

La Constitución luego del Golpe del año 1955 fue derogada por la decisión de la Dictadura de Pedro Eugenio Aramburu, cuestión inconstitucional, ilegal y profundamente ilegitima. La Dictadura del año 1976 y las Políticas Económicas del Neoliberalismo posteriores, plantearon entre sus fines la Dependencia Económica, la entrega de Soberanía a los organismos de crédito y a las empresas del extranjero y la profunda desigualdad social a la cual nos vemos inmersos. 

Con este fin, las Constituciones y los gobiernos posteriores, nos legaron un Estado que en su funcionamiento retrocedió al modelo del Liberalismo del siglo XIX. Nos dejaron una Democracia que coexistió con una profunda desigualdad y que lejos de garantizar un Estado de Derecho Social, profundizó su opuesto. El modelo de Propiedad poco y nada tiene de una Función Social, y por el contario, se produjo un efecto de centralización, extranjerización y de deterioro del aparato productivo y de fuga de los recursos naturales del país. Asimismo, la idea de Soberanía Nacional fue remplazada por los conceptos de los "técnicos" del Liberalismo enajenando las decisiones del país y depositándolas en el extranjero y los grupos económicos.

Desde el año 2001 y subsiguientes, el país inició un proceso de cuestionamiento de muchos postulados del Programa Neoliberal. En este cuadro, se produjeron importante avances, que al día de la fecha y lamentablemente, aun nos dejan a medio camino entre el proyecto de país del Liberalismo y el de la Nación Soberana, Libre y Solidaria que institucionalizó la Constitución del año 1949.

[1] Este trabajo es un Resumen de la "Constitución Argentina de 1949. Génesis y caída". Aritz Recalde
[2] Sampay, Arturo Enrique, "Informe del despacho de la mayoría de la Comisión Revisadora de la Constitución de 1949", 8 de marzo de 1949. Extraído de Unamuno, Miguel y Bortnik, Rubén, La reforma constitucional del siglo XX, Biblioteca Política Argentina, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1986. p. 54.
[3] Sampay, Arturo Enrique, Constitución y Pueblo, Cuenca Ediciones, Buenos Aires, 1974, pp. 102-103.
[4] El proceso de asenso de una fuerza social y siguiendo a Perón, atraviesa por 4 momentos: 1 etapa organizativa y Doctrinaria de imposición cultural del proyecto; un 2º momento de Toma del Poder Político (golpe de 1943; centralización de la CGT; Formación del Partido Laborista y finalmente del Partido Único –justicialista); un 3º momento que denomina como etapa Dogmatica de implementación de medidas de Gobierno (Secretaria de Trabajo y Previsión 1º y luego desde 1946 en la totalidad del Estado); finalmente, la 4ª etapa es la Institucional en donde la Revolución se hace Constitución y el Estado consolida la Nacionalidad. Perón Juan Domingo, La Hora de los Pueblos. Ed. Norte, Madrid, 1968.
[5] Con una Reforma Constitucional las Revoluciones buscan bloquear la acción del capital extranjero y la Oligarquía que actúan a través de sus operadores insertos en el Aparato Judicial.

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El Nuevo Orden Mundial







Días antes de la cumbre de Londres, los cañones mediáticos tiraron con munición gruesa sobre la conciencia y el imaginario de millones de personas en el mundo. Estábamos ante el alumbramiento de un nuevo orden internacional. Sin embargo, la secular asociación estratégica entre Estados Unidos y Gran Bretaña se mantiene pie y logró un importante triunfo. En ese sentido, Obama y Brown perfeccionaron el ya de por sí aceitado engranaje que habían puesto a funcionar George W. Bush y Tony Blair, tanto en Irak como en otros escenarios políticos, militares y económicos.

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G-20 Cristina y Lula








La firme postura conjunta de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner y de su par brasileño, Lula Da Silva, logró hoy en Londres que se “eliminará” del documento aprobado hoy por los Jefes de Estado en la Cumbre del G-20 la mención de “un mercado laboral flexible”.


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Ayuda a Productores rurales


2/4/2009

ECONOMIA


Cheppi: "En los últimos meses se destinaron más de $ 1.000 millones para asistir a productores"

El secretario de Agricultura reafirmó además la voluntad del Gobierno de seguir avanzando en las negociaciones con las entidades agropecuarias. Fue en Paraná, donde firmó con el gobernador Sergio Urribarri una serie de convenios que favorecen a distintos sectores de la producción local.

El secretario de Agricultura, Carlos Cheppi, aseguró ayer que en los últimos meses se destinaron más de 1.000 millones de pesos en los para asistir a productores rurales de todo el país, al tiempo que reafirmó la voluntad del Gobierno nacional de seguir avanzando en las negociaciones con las entidades agropecuarias.

Cheppi realizó estas declaraciones en la capital entrerriana, luego de firmar con el gobernador provincial, Sergio Urribarri, una serie de convenios que favorecen a distintos sectores de la producción local.

El titular de la cartera de Agricultura detalló que 300 millones de pesos se destinaron a subsidiar a productores ganaderos que vendieron a precios bajos sus terneros por la sequía.

Otros 400 millones de pesos forman parte del subsidio 10 centavos de pesos por litro de leche para los tamberos que producen hasta 3.000 litros.

También se destinaron 200 millones de pesos como compensación a la crianza de terneros machos overos en los tambos.

Cheppi adelantó que por decisión de la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, el 50% de las retenciones a la miel se adelantarán a las provincias productoras como anticipo del plan nacional de ayuda al sector que está armando el Gobierno nacional para asistir a más de 30.000 apicultores de todo el país.

A esto se deben sumar inversiones en obras públicas que, solamente en Entre Ríos, superan los 100 millones de dólares.

Cheppi, al ser consultado sobre las críticas formuladas por los dirigentes agropecuarios respecto a los resultados de las negociaciones que se vienen desarrollando, dijo que "hay pedidos que son imposibles de atender" y advirtió sobre la posibilidad de que las conversaciones "se transformen en un diálogo de sordos".

No obstante, el titular de la cartera agropecuaria abogó por seguir adelante con las conversaciones "con la finalidad de alcanzar acuerdos".

Cheppi aseveró que el Gobierno no está en contra del sector agropecuario, "al contrario, queremos que el campo produzca más y obviamente apostamos a que se siga produciendo".

También insistió en que "el campo está con la capacidad productiva intacta y el país lo necesita".

Remarcó que en el contexto actual de una crisis internacional muy fuerte, el Gobierno nacional "ha priorizado no dejar de hacer obras públicas, por el significado que tiene para el sector productivo y el empleo".

"Sabemos que todos los sectores demandan muchos recursos, pero la realidad es que ante esta crisis internacional, no hay solo un sector en problemas. En realidad todos los sectores empiezan a tener problemas", reconoció.

"Estamos tratando de sostener fuertemente el empleo y sin ajustar, como históricamente se ha hecho", agregó.

Uno de los convenios que Cheppi suscribió con Urribarri prevé que la Secretaría de Agricultura aporte durante el ejercicio 2009 alrededor de 22,2 millones de pesos con la finalidad de asistir a los productores agropecuarios entrerrianos perjudicados por distintas problemáticas que afectan la producción.

De ese total, 275.000 pesos se destinarán al Fondo Algodonero creado a través de la Ley 26.060.

Para el Plan Ganadero se afectará una partida de 17 millones de pesos y para la Promoción de Economías Regionales hasta otros 5 millones de pesos.

En lo relacionado con la apicultura, la Secretaría de Agricultura aportará en los próximos días 4,5 millones de pesos con la finalidad de asistir a los productores provinciales inscriptos en el Registro Nacional.

El gobierno entrerriano será el encargo de distribuir los fondos a través de aportes económicos no reintegrables, asignando un aporte que no podrá superar los 20 pesos por colmena.

En lo que respecta a la cunicultura -la producción de pelo de conejo es una actividad de importancia regional en Entre Ríos porque cuenta con alrededor de un centenera de productores con cerca de 40.000 animales- se destinará una asistencia económica ante las dificultades registradas en los últimos meses para colocar la producción en el mercado internacional.

En este rubro, la Secretaría aportará 500.000 pesos con la finalidad de asistir a los productores de conejos, quienes recibirán hasta 10 pesos por ejemplar para la compra de alimentos balanceados.

Durante su permanencia en Ente Ríos, Cheppi participó de un acto en el que se dejó inaugurado el camino que une las localidades de Racedo y Crespo y el acceso a Aldea San Juan.

Estos trabajos, que benefician a una amplia zona productiva del departamento Paraná, demandaron una inversión de más de 11 millones de pesos y se encararon a través del Programa de Servicios Agrícolas Provinciales (Prosap), destinado a mejorar los caminos de las áreas rurales.

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Ley de Medios

Comparativo entre el Proyecto de Ley del Ejecutivo y la Ley de la Dictadura.


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Restauración Conservadora

Restauración conservadora o profundización del cambio

Carta Abierta V

Recorre la Argentina la fanfarria de una restauración conservadora, expresión de una derecha vieja y nueva. Con arrebatos cambiantes, a veces con estridencia, muchas veces en la penumbra, nerviosamente se preparan. Van de reunión en reunión, en una coreografía que se hace y rehace bajo la bitácora de semanales gacetilleros del gran desquite. Ventrílocuos, pronostican el próximo viraje. El fin de la pesadilla. No llegan a ser aún la Santa Alianza.

Pero a falta de un Metternich, pululan políticos de diversas historias y procedencias, estilos comunicacionales aparentemente objetivos y representantes de economías facciosas que apuestan a recrear un Estado sin capacidad de pensar el conjunto de la Nación, cuando es necesario transformarlo en el sentido contrario, sacudiéndose sus modos neoliberales y su debilidad institucional. Los restauradores exudan el deseo de recuperar los fastos de la Argentina del primer centenario, aquella en la que la mitología agroganadera representaba los fundamentos de la Nación.Sus narrativas del presente se inspiran en las injusticias y desigualdades del pasado.

Ellos realizan sus rápidos cálculos de reposición del viejo orden. Alegan pureza institucional, pero se han abstenido de hacer gala de ella cada vez que les tocó actuar en tareas de responsabilidad. Esgrimen que se han superado los límites tolerables en materia de seguridad, pero en vez de pensar los abismos sociales que sólo se remedian con políticas democráticas y con el desafío aún pendiente de una nueva distribución del ingreso, expanden un miedo difuso preparando futuras agencias y formas regresivas de control poblacional. Vigilar y castigar parecen ser sus recursos privilegiados, el núcleo primero y último de la brutal simplificación de la anomia que subyace a una sociedad desquiciada por la implantación, desde los años de la dictadura videlista, de un proyecto de país fundado en la exclusión, la marginalidad y la miseria creciente de aquellos mismos que acabarán convertidos en carne de prisión o de gatillo fácil.

Si es el caso, no vacilan en aceptar pigmentos de “izquierda” para presentar un proyecto que pertenece a las fantasías recónditas de una nueva derecha mundial.

Desenfadados, anuncian que todo lo que harán no será contradictorio con la asunción de “la política de derechos humanos”. El neo-conservadorismo argentino ha aprendido a no ser literal como sus ancestros. Puede ser también, si lo apuran, un “progresismo de derecha”, imbuido de los miles de fragmentos sueltos que vagan por los lenguajes políticos. Todo vale. Pueden tomar las premisas de una lengua que hace poco pertenecía a los movimientos sociales de transformación. O pueden sonreír por lo bajo pues alguien sustituyéndolos reclamará magnas puniciones y pronunciará el supremo veredicto: “pena de muerte”. Será la forma sublimada de indicar el rumbo de la reingeniería de una “sociedad turbada”, una Argentina que reclamaría la pastoral de la seguridad, que en vez de considerarse un grave problema que debe convocar imaginativas soluciones económicas, democráticas, laborales y pedagógicas, es visto como una peste medieval que exige periódicos exorcismos de punitivas sacerdotisas y ávidos prelados.

Junto a la complicidad con quienes exigen un cadalso público como forma de una nueva razón disciplinadora, los mundos políticos de la restauración conservadora extienden bruscamente ante sí el descuartizado mapa de las ideologías argentinas. Unos buscando “patas peronistas”, otros “patas liberales” y otros “patas radicales” para lo que creen que son sus baches a ser rellenados con cuadrillas políticas nocturnas de urgencia. Confunden política con pavimentación. Se entrecruzan en el complaciente intercambio de figuritas sobre el vacío que se atribuyen a sí mismos. Comienzan por reconocerse carentes, vivir en el socavón de su propia escasez.

No sorprende que la decadencia de las grandes ideas de cambio social haya traído aparejada la decadencia del lenguaje político. Las viejas corrientes políticas, que supieron ser corrientes de ideas, son ahora partes de un pensamiento rápido, aleatorio, que se arrastra por el piso como un mueble que desgastó sus soportes. La nueva derecha, forjada en los lenguajes massmediáticos, carece de escrúpulos a la hora de arrojar por la borda ideas y principios o de adherirse a los restos tumefactos de tradiciones antagónicas; lo único que le importa es conquistar, por la vía de la simplificación y el vaciamiento ideológico, a una ciudadanía apresada en las matrices heredadas de los noventa menemistas. Pretenden organizar las filas del individualismo atemorizado pero si triunfan no gobernarán como estrategas de la concordia social sino como artífices de una implacable revancha represiva.

Los representantes de la restauración han memorizado así archisabidos preceptos, míseras cartillas para refundar el Orden Conservador, pero se sienten vivados por los abstractos públicos presentados como momentánea platea popular sustituta. Saben que actúan en medio de poblaciones estremecidas por los diversos planos de una crisis civilizatoria de la que dicen no tiene conclusión visible, pero la suelen ver como parte de un oscuro deseo de que esa crisis llegue pronto a la Argentina como “gran electora catastrófica”. La crisis mundial sería la prestidigitadora de una devastación. Desarticularía previsiones, refutaría políticas públicas y esparciría desempleo, inestabilidad o pánico. Y les daría votos. La conciencia invisible del conservador se mueve en todos los rubros de la lengua movilizadora, pues sabe que hay un público difuso extendido en todo el país que lo escucha y que proviene de muchos legados políticos destrozados. Se parte del anhelo de que la crisis venga ya. Que irrumpa por fin esa crisis mundial y derrote a los esfuerzos que se hacen por conjurarla, a veces buenos, otras improvisados sobre el vértigo que la crisis impone, no siempre efectivos.

En el inconciente colectivo de la restauración se halla emplazado el pensamiento de que la “llegada visible de la crisis” equivaldría a una admonición mesiánica que se encargaría de derrotar a los frágiles gobiernos a martillazos del Dow Jones y drásticos patrullajes del Nasdaq. Ninguna conciencia parecen tener de que esas catástrofes en el centro del mundo se han llevado consigo los paradigmas sobre los que construyeron sus capitales político-intelectuales. Más que paradigmas, son sofismas que no cesan de repetir a despecho de las evidencias. Eluden dar cuenta de la gravedad mundial de la crisis para menoscabar las medidas que atenúan sus ondas expansivas más duras. No se atreven a reconocer que la demora y cierta “suavidad” relativa de la crisis en Argentina se vincula con las políticas gubernamentales de moderada desconexión de las lógicas financieras del capitalismo contemporáneo. Los restauradores repiten sus axiomas ya fallidos y no trepidan en solicitar el fin de la desconexión: volver al seno del FMI es ya una consigna de batalla.

Los líderes del "partido del orden", mientras aguardan el auxilio de la crisis, no pueden atravesar ciertos dilemas de parroquia: ¿qué representación política dará finalmente el nuevo bloque agrario que trae la sorprendente fusión en las consignas de los agronegocios de los sectores que antaño se diferenciaban por distintos tipos de actividad agropecuaria? Una nueva soldadura material y simbólica ha ocurrido frente a las nuevas características tecnológicas y empresariales de la explotación de la tierra sobre el trasfondo de ganancias inesperadas. Se trata de un bloque “enlazado” que, bajo un débil manto de republicanismo, se propone la cruzada restauradora y para hacerlo declara vetustos a los desvencijados partidos remanentes, exige una derechización social y pone en crisis también a las tradicionales representaciones del sector..

Los restauradores anuncian que están frente a una impostura histórica pero llaman impostura a novedades introducidas por un juego democrático que sin duda es desprolijo pero vital; anuncian que están frente a manifestaciones de locura y tilinguería, pero no se privan de reclutar en sus filas a toda clase de comediantes que postulan el regreso a una normalidad administrada desde antiguos retablos ajustistas. Anuncian también que están frente a un gobierno errático, peligrosamente estatista –si son liberales-, e insensible a lo social –si asumen aires ocasionales de izquierda. La impostura de la que acusan al gobierno atraviesa de lado a lado su lenguaje, en especial cuando recurren a antiguas y venerables simbologías populares en nombre de intereses antagónicos de esas tradiciones.

Este tema es necesario recorrerlo claramente. El gobierno se halla en medio de una tormenta social y política –local e internacional- acerca de la cual, tanto como no se puede aceptar que la haya provocado en lo que tiene de incierta, tampoco es posible dejar de ver en sus medidas más atrevidas el origen de las hirientes esquirlas que recibe como respuesta y debe afrontar. Estas medidas ya se conocen, y van desde los primeros gestos en relación a fuertes reparaciones simbólicas que desataron nudos asfixiantes de la historia hasta el pasaje de las existencias de las AFJP al patrimonio público bajo administración estatal o el profundo y necesario proyecto de ley de medios audiovisuales, sin dejar en un segundo plano la recuperación de una perspectiva latinoamericana que abandonó el paradigma de las “relaciones carnales” para encontrarse con irredentas pertenencias histórico-culturales. Con sus diferencias y particularidades, los procesos boliviano, venezolano, brasileño, ecuatoriano, cubano, uruguayo, chileno, paraguayo, nicaragüense, salvadoreño, no nos dejan pensar que esta hora latinoamericana va a ceder su horizonte de realizaciones ante la agresión mancomunada de las nigromantes y los hechiceros del retroceso. Y sabemos que la difícil encrucijada económica y social no puede sortearse sin la composición de tramas políticas, económicas y culturales de alcance regional.

El ciclo abierto en el 2003, no sin titubeos, produjo una diferencia con las formas de gobernabilidad anteriores, diferencia surgida de la lectura de los acontecimientos de 2001, cuando el protagonismo popular sancionó el fin de aquellas formas. Diferencia que se percibe en sus intentos democratizadores (que van desde la modificación virtuosa de la Corte Suprema hasta la afirmación de una política de derechos humanos que retoma los reclamos de los grupos organizados por su defensa), en el tipo de encuentro que propició con los movimientos sociales (entrecruzamiento de diálogos y no de medidas represivas), en el planteo de núcleos centrales para una sociedad justa (desde la enunciación de una pendiente redistribución del ingreso hasta la extensión de los derechos jubilatorios y la reposición de la movilidad de los haberes), desde la innovación en políticas de defensa hasta la decisión de no rendir ante el altar de la crisis los sacrificios tradicionales del trabajo y del salario.

Se conocen también sus deficiencias. Existe un gran contraste entre acciones innovadoras en campos sensibles de la vida social y apoyaturas que arrastran estilos rígidos, no decididamente democráticos, de organización política. Nos referimos a una escasa renovación en los sostenes oficiales del gobierno, cuando no a un chato horizonte de conveniencias sectoriales –encarnadas por lo general en porciones extensas del Partido Justicialista- y específicamente en el profundo error que se comete con alianzas como las de Catamarca, donde se marchó junto a la figura que gobernaba la provincia cuando sacudía al país el caso María Soledad y con las huestes de un confeso ladrón. También lo que implica la cercanía con Aldo Rico en San Miguel, para mencionar sólo los casos que más hieren.

No sólo por lo que componen, también por la ausencia que revelan de otra construcción política capaz de efectuar una interpelación popular, convocar a los hombres y mujeres, a los trabajadores, a los desocupados, a los que estudian y los que crean, a apoyar y expandir una diferencia que efectivamente existe en ciertos actos y se opaca en la rutina de las antiguallas partidarias. No es casual que en las entretelas de estas alianzas de ocasión con personajes sin moral y sin conciencia, que han navegado los últimos veinte años de vida política, haya tomado cuerpo la “idea” de una “salida ordenada” del kirchnerismo, manejando figuras como el cáustico sojero fórmula 1.

Esa salida –engalanada con prefijo post- dejaría al pueblo como rehén. Se trata, en realidad, de la restauración conservadora con la misma soja al cuello pero con Hugo del Carril en la vitrola. El gobierno se recuesta sobre una estructura partidaria que parece garantizarle un piso electoral imprescindible, sin transitar por sendas en las que se podría vislumbrar un horizonte distinto. Comprender la carencia no significa aceptar la solución como la única posible. Es, más bien, anticipar los costos a pagar.

Son temas que es necesario revisar. La dignidad de un proyecto social de cambios requiere que sus apoyos surjan convencidamente de llamados a las vertientes sociales, productivas y culturales que esperan participar en un movimiento que pueda gobernar en medio de desafíos fundamentales y vencerlos innovadoramente.

Ese llamado aún no ha ocurrido aunque, como debe brotar de los pliegues críticos de la sociedad, es necesario encontrar en la sociedad civil el lenguaje y los argumentos para concretarlo. Un lenguaje sensible a una sociedad que se ha transformado y cuyas disidencias internas, sus polémicas públicas, no pueden ser explicadas sólo con la cartilla de las anteriores lecturas nacional-populares. El desafío es apropiarse de aquellas lecturas pero entramadas en una nueva y compleja realidad; de reencontrarse con los afluentes de una memoria de la justicia y la igualdad en el contexto de inéditos saltos al vacío del capitalismo actual. Es bajo esta perspectiva que reconocemos la trascendencia de lo abierto en mayo del 2003 y que no olvidamos las enormes dificultades que existían y que todavía persisten para construir un proyecto democrático y popular. Algunas izquierdas, como lo han hecho repetidamente, no atinan a dar cuenta de la singularidad de los acontecimientos.
Es hora de entrelazar miradas, perspectivas, tradiciones y biografías diversas que comparten el ideal emancipatorio, intuyendo que la hora argentina reclama una fuerte toma de partido que sea capaz de enfrentar la restauración conservadora.

No queda mucho tiempo para ello. Pero reconocer las dificultades no implica bajar los brazos. Las consecuencias de un triunfo de la coalición conservadora pueden ser graves, pero este documento quiere ser de esperanza y de reagrupamiento en la lucha. Veamos: en la Ciudad de Buenos Aires está en curso una experiencia. La gobierna una derecha que con remozada gestualidad despliega destructivos ataques a las instituciones públicas de la ciudad, rastrilla las calles con anteojeras represivas y no desdeña ocasión de borrar aquello que otros pensamientos políticos habían inscripto en la vida estatal. Gobierna esa derecha por su capacidad de seducir a un electorado dispuesto al festejo de fórmulas abstractas que (ilusoriamente) resolverían problemas complejos. Pero el progresismo porteño aún merece una revisión crítica y el gobierno nacional el cuestionamiento de su escasa reflexión sobre la peculiar sensibilidad cultural y política de la ciudad. Cuando algo permanece intratado, cuando no se lo considera en su especificidad, es arrojado a un trato consignista, abstracto, reactivo. Campo fértil para las derechas, con sus maniqueísmos excluyentes.

Por eso, se arriesga demasiado cuando se trata con categorías deseñosas a una ciudadanía que puede ser complaciente y superficial, pero en ocasiones, además, díscola y crítica. También el riesgo es altísimo cuando se renuncia a considerar ciertos temas, como el de seguridad, por lo que arrastran de amenaza. Las grandes ciudades argentinas, escenarios y protagonistas de luchas emblemáticas de la historia nacional (desde las huelgas de la Semana Trágica o la Reforma universitaria hasta el Cordobazo; desde el 17 de octubre o la huelga del Frigorífico Lisandro de la Torre hasta las jornadas del 19 y 20 de diciembre de 2001), esas mismas ciudades han sido permeables al discurso neoliberal. Pero las ciudades anteriores persisten.

Tradiciones culturales y memorias comunitarias subyacen a la espera de una invocación política que las reavive y contenga. Nadie es dueño de la conciencia de los millones que viven, sueñan y despotrican en estas urbes. La crisis puede ser oportunidad de reabrir esa historia y para considerar los núcleos potentes de las luchas urbanas actuales: la confrontación contra la precarización del trabajo y el desempleo, el enfrentamiento contra las añejas pero actualizadas formas de opresión a las mujeres, para nombrar sólo algunas. No damos por perdida esa apuesta por arrebatar las ciudades de sus cautiverios mediáticos y sus temblores restauradores.

Cuestiones vitales como el modelo energético, el régimen de entidades financieras, el transporte ferroviario y fluvial, la explotación minera, requieren formas de desarrollo viables que no acepten fáciles composiciones con empresas transnacionales que no tienen hipótesis de preservación ambiental ni se componen con un modelo económico nacional autónomo. Es necesario actuar con criterios eficaces en torno a crear opciones económicas democráticas, donde un pragmatismo inmediatista no sustituya un proyecto más profundo de economía distributiva, proteccionismo democrático, urbanismo integrador e inclusivo y ordenamientos normativos que impidan la rapiña de recursos. Esto requeriría de instituciones estatales con capacidad de desplegar políticas públicas, con efectiva llegada a todo el territorio nacional. Pero sabemos que, si entre los méritos del ciclo abierto en el 2003 está el de resituar la importancia del Estado, también es claro que el realmente existente no está a la altura de esa relevancia.

Se han desplegado, sin embargo, considerables apoyos a los compromisos científicos sustantivos, expandiendo la investigación, los presupuestos a ella destinados e incentivando la innovación intelectual en la vida social productiva. En este mismo itinerario, queda pendiente la renovación de las fuentes de la reflexión crítica sobre estas materias, sin esquematismos ni fervores momentáneos que demoren el encuentro de los grandes núcleos de acción intelectual creativa en torno a la ciencia, el arte, el urbanismo, los medios de comunicación, el lenguaje, el diseño y las tecnologías. La creación del Ministerio de Cultura de la Nación, capaz de articularse con el de Ciencia y Tecnología, permitiría pensar la inteligencia y la creatividad sociales en conjunto, no como secciones estancas de acciones nómadas.

Por todo esto, llamamos a ejercer el derecho de crítica autónoma dentro de un gran campo de apoyo a los aspectos realizativos que ha encarnado el gobierno nacional. El momento lo reclama. No somos partisanos de una axiomática y binaria contradicción fundamental, aún cuando reconozcamos que las situaciones críticas conllevan, a nuestro pesar, un borramiento de matices. Debe haber distintas variantes y situaciones para los pensamientos críticos. Pero tampoco el gobierno es ese manojo irreversible de contradicciones obtusas que a diario nos propone la vasta maquinaria mediática que lo envía al patíbulo en miles de minutos diarios de televisión, acudiendo a las doctrinas ubicuas del escándalo y el odio, en uno de los momentos más graves de irracionalismo asustadizo y de no tan encubiertos racismos que haya vivido la sociedad argentina contemporánea.

Esa ofensiva de una derecha agromediática que no deja nada por tocar ni ensuciar, que corta rutas y agita conspiraciones, nos persuade de la decisiva importancia que adquiere no solamente la defensa de la legitimidad democrática sino, más hondo y grave, del decisivo entrelazamiento de un proyecto popular con el destino del gobierno. Desatar el nudo que une ambas perspectivas constituye un error cuyo costo puede ser desmesuradamente elevado; imaginar que la caída de lo inaugurado en el 2003 puede ensanchar el horizonte popular y nacional es no sólo una gigantesca quimera sino una perturbadora irresponsabilidad histórica de los que todavía no comprenden el carácter y la dimensión del peligro restaurador.

La restauración tiene sus antenas y tentáculos preparados para aprovechar los deficientes reconocimientos mutuos que hemos tenido entre aquellos que en el pasado compartimos horas decisivas para constituir una fuerza popular transformadora desde distintas vertientes de la historia argentina. Llamamos entonces a que consideren favorablemente estas ideas, precisamente los compañeros de las izquierdas, de las corrientes nacional-populares, de los libertarismos, de los autonomismos y de los socialismos. Es imprescindible que sigan realizando observaciones críticas a las que siempre les otorgamos credibilidad, pero también les proponemos que las integren a un seno común aunque heterogéneo de opiniones situado ante la urgencia de oponerse a la restauración conservadora. Pero no menos imprescindible es que se constituya una gran fuerza autónoma que recorra las diversas experiencias de transformación social y las devuelva a la esfera pública de un modo movilizador, renovado y creíble. Allí radica una de las apuestas sin la que resulta casi inimaginable la profundización popular de un proyecto democrático que vino a renovar las lenguas políticas en un tiempo dominado por las clausuras y las desesperanzas.

Llamamos a actuar contra la restauración conservadora de un modo creativo, inhibiendo su diseminación con argumentos sutiles y masivos, que pongan en evidencia su auténtica impostura, su anacronismo y la amenaza que suponen a cualquier forma de redención social, defendiendo los aspectos progresivos de la actual situación y haciendo explícitas las reservas, a modo de un necesario reencaminamiento de las acciones políticas populares. Llamamos a no dejarnos sorprender por el clima de desprecio que crean los operadores de una crisis anunciada, que es el ensueño de las viejas fuerzas del Orden con pañuelito de seda al cuello, gozando ahora de la masividad mediática con que instalaron el partido del miedo.

Llamamos a retirarnos de la quietud y a no quedar atados al comprensible malestar por los enredos que poseen muchos de los recorridos políticos de la hora. Porque la aparente claridad de los restauradores traerá al país los capítulos ya conocidos de la pasividad cívica, el descompromiso con el trabajo colectivo, la mediocridad política y el predominio de los círculos áulicos que operan en el servicialismo a los más oscuros poderes imperiales, cuyo resultado previsible es la multiplicación de la desigualdad, su marca más auténtica.

En estos meses, se desplegará una contienda electoral que tendrá mucho de plebiscito respecto de las políticas gubernamentales, que en algunos casos presentan deficiencias pero que configuran acciones reparatorias para una sociedad dañada. Las rutinas electorales –con sus desfiles de espantajos y sus diatribas mutuas- serían insufladas de otro entusiasmo si se las dota de un carácter programático. De un programa en el que la defensa de los humanos, la consideración de la seguridad sin reduccionismos represivos, políticas de retención de las rentas extraordinarias, estrategias de apoyo a la producción, proyectos educativos que promuevan sujetos autónomos e inclusión social, políticas de salud enraizadas en las vastas necesidades populares, la profundización de la integración regional, la preservación ambiental (incluidos los glaciares) no puedan ser expurgados ni menoscabados.

Por otro lado, también se estará debatiendo una de las más radicales medidas de distribución cultural: una ley que impulsa la democratización del sistema de medios de comunicación.

El proyecto, surgido de intercambios y consultas, estará recorriendo los vericuetos del debate en la sociedad civil antes de su trato parlamentario. No serán, no son, tiempos fáciles, portan una nitidez casi dolorosa y exigen renovadas pasiones. Muestran que no hay para el pueblo argentino “salida ordenada” contra la restauración conservadora.

¡Profundicemos los cambios! Ese es nuestro llamado.

CARTA ABIERTA
marzo de 2009

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Cristina con Corp Vitivinícola

El diputado nacional mendocino Jorge Alvaro analizó el impacto de las medidas para beneficiar a los pequeños viñateros que anunció el Gobierno Nacional.

“CON ESTA MEDIDA SE DEFIENDE AL ESLABÓNMÁS DEBIL DE LA CADENA PRODUCTIVA”

La Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, se sentó a la mesa con los principales referentes de la vitivinicultura argentina (reunión de la que también participó Alvaro), tras el esfuerzo realizado para obtener importantes medidas que serán de gran beneficio para el sector.

El Dip Nacional Jorge “Pampa” Alvaro consideró de suma importancia las medidas anunciadas por Cristina Fernández que podrán beneficiar a 18.000 familias de pequeños productores viñateros de todo el país.

Por las gestiones que el diputado Alvaro realizó ante el Ejecutivo Nacional recibió un profuso agradecimiento del vicepresidente de Coninagro, Eduardo Sancho, y de los demás referentes de las principales cámaras empresarias y vitivinícolas de Mendoza reunidas el sábado 7/3 con motivo de los festejos vendimiales.

El paquete de anuncios que presentó Cristina Fernández al reunirse con ellos en Mendoza incluyó cuatro aspectos fundamentales.

El primero fue un decreto de la Presidencia por el cual aceptó tomar un crédito del BID por 50 millones de dólares (a pagar totalmente por el Estado nacional) con el fin de lograr la integración de los pequeños productores viñateros a las cadenas de valor, es decir a las bodegas que reciben sus uvas, las manufacturan y las exportan como vino. Este crédito que recibirá el Estado nacional se volcará como Aporte No Reembolsable (ANR) a los productores de vid con menos de 20 has. en todo el país.

También anunció Fernández de Kirchner una reducción del 50% en las retenciones a la exportación de vinos, porcentaje que pasará a manos de la Corporación Vitivinícola Argentina (CO.VI.AR) y que incrementará sus recursos para solventar las campañas de difusión que buscan promover y posicionar el consumo de vino argentino en el país y el mundo.

Se refirió la presidenta además al lanzamiento de líneas de créditos del Banco Nación para los productores que ya estén bancarizados, y de otra línea a través de la ANSES para aquellos que no lo estén; todo ello con el propósito de paliar los efectos que la crisis financiera internacional pudiera tener sobre la oferta de crédito para pequeños productores en la banca privada.

Por último, C. F. K. señaló que a través de la gestión de Marca Argentina y la Fundación Export.ar se cerró un acuerdo con los trenes de alta velocidad de Francia para que exhiban publicidades de vinos argentinos.

“Este es un conjunto de acciones con un mismo propósito, promover la actividad dentro de esta industria y amparar a los más pequeños de la cadena productiva, porque en momentos de crisis suelen ser siempre los más vulnerables y afectados”, señaló el diputado “Pampa” Alvaro en relación a las medidas anunciadas.

Parte de éstas habían sido propuestas por la COVIAR al Ejecutivo Nacional y promovidas luego por Alvaro en la Rosada, en sintonía con los principales referentes de la vitivinicultura nacional.

Por ello, todas las agrupaciones de la industria vitivinícola nucleadas en la COVIAR; entre ellas la Unión Vitivinícola Argentina (U.V.A.), presidida por José Alberto Zuccardi, el Fondo Vitivinícola, presidido por José Luis Lanzarini, e incluso la Federación Económica de Mendoza, a través de su presidente Adolfo Trípodi, recibieron con enorme satisfacción y alegría los anuncios realizados por Fernández de Kirchner y dieron su especial agradecimiento al diputado Alvaro por la labor desempeñada en la consecución de estos objetivos.

El acto, que se desarrolló en el salón de la IV Brigada Aérea, contó además con la presencia del jefe de Gabinete, Sergio Massa, el ministro del Interior, Florencio Randazzo, el gobernador de Mendoza, Celso Jaque y su par de San Juan, José Luis Gioja.

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La CTA ante la coyuntura





El Congreso Nacional de Delegados de la CTA dispuso una jornada nacional de lucha para el 22 de abril, postergando el anuncio de un Paro General. Las tensiones internas entre los sectores que lideran Yasky y De Gennaro siguen impidiendo que la Central sea un factor coagulante de la fragmentación del campo popular.


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Compromiso Popular

MIGUEL SANJAUME Y EL “PAMPA” ALVARO
POR EL PARTIDO NACIONAL


Miguel Gómez Sanjaume, Presidente del Partido Compromiso Popular, Mirta Alvarado, Gabriela Pietragala y Fernando Cutchisner de la Mesa Ejecutiva de la misma organización y el Diputado Nacional por Mendoza, presidente del Partido Compromiso Popular de esa provincia Jorge “Pampa” Alvaro, acompañado por Sergio Mastrapasqua se reunieron en dependencias de la H. Cámara de Diputados con el objeto de establecer propuestas y coincidencias frente al inminente proceso electoral y acerca de la actual coyuntura política y social que atraviesa el país.


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A Fernández en Mendoza







28/2/2009


Alberto Fernández no se arrepiente de la Concertación

El ex jefe de Gabinete convocó a mantener en pie esa fuerza, le pidió a Cobos que "sea vicepresidente" y reconoció que "el Gobierno debe recuperar el diálogo con la sociedad".

Alberto Fernández pasó por Mendoza y se reunió con 150 dirigentes políticos identificados con el kirchnerismo.


El ex jefe de gabinete de ministros, por seis años, durante los gobiernos de Cristina y Néstor Kirchner, Alberto Fernández, dijo que "nunca debimos haber renunciado -si es que alguien renunció- a la Concertación" que "fue una propuesta para evitar al país los límites de sus partidos políticos, ya que había -y sigue habiendo- sectores que comparten un mismo modelo de país" y están en agrupaciones distintas.
"Nunca me puedo arrepentir de la Concertación, ya que es un buen modelo que tiene vigencia todavía. Argentina necesita de muchos argentinos, sean peronistas o no", enfatizó Fernández.

Ratificando su pertenencia plena al movimiento que encabeza Kirchner, convocó a "pedir los cambios que hagan falta" (dentro del kirchnerismo) "para permitir que se profundice el acompañamiento a un proyecto que debe profundizarse para terminar lo que está pendiente". Fernández agregó que "hace cinco años vinimos para cambiar la historia de la Argentina".

Entre quienes estuvieron con Alberto Fernández se pudo ver a los dirigentes Alfredo Fernández (peronismo concertador); la ex rectora de la UNCuyo, María Gómez de Erice (radicalismo K); Juan Carlos Rivera (Partido Solidario -Heller-); Roberto Follari (Carta Abierta); Alberto Serú García (Unir); Juan José Coscarelli (Partido Humanista); María Angélica Escayola (Polo Social); Santiago Rissone (Encuentro); Raúl Morcos (Proyecto Popular) y hasta el tesorero del PJ provincial, Hugo Perazzo.

Reconoció Fernández que "la Argentina está en un proceso de deliberación" y que existe un "cambio de expectativas en la sociedad, que hace cinco años demandaba un plan social de subsistencia y hoy demanda mejoras en las condiciones de vida".
Destacó que "el Gobierno debe recuperar el diálogo que siempre tuvo con la sociedad argentina" ya que esto "permitió que durante años el país viviera un proceso colectivo de transformación encabezado por un presidente que supo leer las demandas de la sociedad"..

También se mostró confiado respecto de octubre: "No me cabe duda de que el Gobierno ganará las elecciones" ya que "la oposición no ofrece alternativas de salida frente a las más de cuarenta medidas que mantienen responsabilidad fiscal frente a una crisis internacional muy grande". Agregó que "la solución facilista de sacar las retenciones a los granos sería escamotear al Estado el 15% de sus recursos, con las consiguientes consecuencias negativas en la salud, la educación y la obra social o de infraestructura".

A quienes consideran que se termina el ciclo kirchnerista les dijo que "es mentira que inevitablemente Argentina deba pasar por ciclos de crecimiento a los que inexorablemente le sigan ciclos de decrecimiento o que a los ciclos de centroizquierda le sigan inevitablemente en forma periódica los de centroderecha. ¡No es cierto el mito del eterno fracaso en la Argentina!", enfatizó.

Fernández se mostró particularmente activo en Mendoza, donde habló con 150 dirigentes políticos y sociales de distintas procedencias que apoyan al gobierno nacional; al mediodía almorzó con dirigentes sindicales y luego estuvo toda la tarde alternando conversaciones con directivos empresarios y autoridades de universidades.

Marcelo Sivera - msivera@losandes.com.ar

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Lo Privado es Mejor???

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